¡Por fin a dos de mis mejores amigos moenses les llegó su turno de contratos de trabajo en el exterior! Los que nos hemos desempeñado como profesores universitarios sabemos como funciona ese laberinto, por lo tanto, mejor no entrar en el mismo para no encontrarnos con el minotauro del favoritismo, la burocracia y las cosas molestas. En este momento se encuentran en Angola para impartir docencia en casas de altos estudios de ese país y hago votos porque tengan todo género de resultados y que la salud los acompañe.

En este tema hay dos cosas realmente lamentables: la primera es que, a todos nuestros gobernantes, con el mayor respeto, debería de darles pena que a la mayor parte de los cubanos para mejorar algo desde el punto de vista de la economía familiar, deban ir a trabajar en el exterior, eso no tiene justificación alguna e indudablemente es fruto de las pésimas políticas económicas que han existido en este país. Lo segundo es que las empresas que contratan estos servicios fuera de Cuba, se quedan con la mayor parte del dinero que pagan por estos, cuando en realidad debiera ser al revés. Creo que ese es un punto que algunos de nuestros diputados al Parlamento Nacional debieran discutir o al menos, solicitar una explicación de la ruta que sigue ese dinero para conocer la razón por la cual es más importante que lo tengan las FAR que los que se lo ganaron justamente y con su esfuerzo y riesgo personal. Que nadie crea que un contrato de este tipo es un caminito de rosas.

Pensaba en mis amigos en estos días que se celebra la Jornada por el Día de la Cultura Cubana, sobre todo en Eloy Labrada que es un fanático a lo mejor de la música cubana y, como yo, tenemos en lo más alto de la escala al mítico conjunto Son 14, que creara en Santiago de Cuba ese sonero extraclase que fuera el maestro Adalberto Álvarez. Para nosotros “El son de la madrugada” y “Tal vez vuelvas a llamarme”, se encuentran a la altura de temas de los Beatles tales como “Yesterday”, “Something” o “Mientras llora mi guitarra”, aunque a muchos eso le parezca un desatino total.

El pasado 14 de octubre fue el cumpleaños 87 de un fuera de liga, que no se parece a nadie: Eduardo “Tiburón” Morales y hablar de este interprete supone recordar aquella agrupación que hizo renacer en su momento a la música cubana más popular. Fue el único cantante cubano que no temió compartir escenario con ese tren que salía a escena con el nombre de Oscar de León en aquellos conciertos que realizó por toda Cuba. Tuve la posibilidad de disfrutar de su conversación en una entrevista que realicé para la emisora La Voz del Níquel.

Estos dos amigos que les hablo ya han estado relacionados con esta página: Eloy es el padre del niño pintor, protagonista del trabajo titulado “Julito y la regionalística” y Eider Gresesqui, es uno de mis principales compañeros de aventuras culturales en Moa, a partir del proyecto sociocultural Trova mina y en otros espacios culturales de la provincia Holguín. Especialmente recuerdo el trabajo titulado “Del verso y la miel en dos tiempos”. Un abrazo inmenso para él por el aniversario 35 de la Asociación Hermanos Saiz, organización de la que fuera Presidente en el nordeste holguinero durante varios años. Aprovecho también la oportunidad para felicitar a todos nuestros lectores por el Día de la Cultura Cubana.

Eider es un cantautor que ha mantenido en alto la tradición de buenos trovadores en Moa, que comenzó desde el trío Los Romeros y que mantuvieron el también trio Cristal, el trovador, poeta y hombre de la radio Fernando Cabreja Garcell, que por cierto, graba en estos momentos un disco con poemas musicalizados de autores holguineros donde dos o tres escritores moenses estamos involucrados, Eusebio “Pachi” Ruiz, Edelis Loyola, quien fundara el evento Trova viva, que dirigiera artísticamente Fernando Cabreja, y por el que pasaron una buena parte de los mejores trovadores cubanos. Un cónclave que marcó una buena etapa de la cultura en el territorio moense y que tuvo como digno colofón el concierto de Silvio Rodríguez en su Gira Interminable por los barrios.

Volviendo al tema inicial de este trabajo debo confesarles que veo como con determinada frecuencia se habla con justificado encomio de la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas, pero quizás, a una escala un poco menor, pero nada desdeñable, por cierto, pudiera hablarse también de la labor que ha realizado la Universidad de Moa en la formación de ingenieros, especialistas e incluso doctores en minería, geología y metalurgia de varios países africanos y de otros continentes. El Instituto Superior Minero Metalúrgico, que el próximo primero de noviembre cumplirá cuarenta y cinco años de fundado siempre fue, es y será, una gran puerta abierta a la solidaridad y al conocimiento y los representantes de su claustro en otras latitudes así lo atestiguan.