Con la rebaja ostensible cada semana en la cantidad de casos de la Covid, Cuba se apresta a comenzar lo que se ha dado en llamar “una nueva normalidad”. Ya se conoce que el próximo 15 de noviembre se abrirán completamente las fronteras del país y el turismo, principal renglón y motor económico del país, levará anclas en su desempeño.

Sin embargo, el imprescindible cambio de mentalidad no acaba de aparecer en muchas partes. Tampoco son problemas, en su mayoría del Gobierno central sino de esos espacios intermedios donde, quienes ocupan puestos, tanto políticos como gubernamentales, hacen caso omiso de lo que establecen las políticas trazadas desde el Palacio de la Revolución.

Los ejemplos que comentaré brevemente no los saqué de ningún periodista gacetillero de los que paga el enemigo, los que siguen esta página saben que somos cubanos ciento por ciento. Los tomamos de Cubadebate, de la versión digital del Granma, que es un poco más suelto, y de algunas publicaciones provinciales…

El estado cubano implementó un gran grupo de 63 medidas para impulsar la producción agropecuaria, según ha constatado el viceprimer ministro Jorge Luís Tapia Fonseca, algunas de esas medidas no se cumplen en la Isla de la Juventud (y me imagino que en otros lugares también), y lo que es peor, en la provincia de Las Tunas le deben miles de pesos en MLC a los campesinos que han sobrecumplido la producción de leche. En la versión digital del periódico Granma del día 12 de octubre, la periodista Elena Diego Parra denuncia esta situación que ha traído por consecuencia la desmotivación de muchos campesinos en la producción del necesario renglón. Para que ustedes tengan una idea y digan si han visto o no esa película: dice el director adjunto del Combinado Lácteo que el dinero está y el subdirector del Banco de Crédito y Comercio que a ellos no le han entregado los listados para hacer nuevas cuentas en dicha moneda. Mientras los campesinos se quejan porque los insumos para producir tienen que comprarlos en esa moneda que no aparece y que hace rato se ganaron. Se quejan además de otras imposiciones del Combinado Lácteo como las tomas de muestras colectivas para conocer la calidad de la leche cuando el pago es individual y otros elementos por el estilo. ¿Y las autoridades políticas y gubernamentales de esa provincia que dicen al respecto? Hasta ahora la callada por respuesta.

Para variar les propongo una información del mundo del deporte. ¿Conocen la historia de la pizarra electrónica del estadio capitán San Luís en Pinar del Río? La cuestión es que en Pinar se va a colocar una pantalla similar a la que se encuentra en el estadio Guillermón Moncada en Santiago de Cuba, pero las autoridades deportivas del territorio decidieron, (en tiempos de grandes carencias como vivimos), realizar un proyecto mayor y mucho más costoso que bien lo describe en pocas palabras el periodista Ronald Suárez: “es como construir un edificio de cuatro plantas para montar encima un televisor”. Supongo que no hacen falta otras explicaciones y que no sea extraño que la obra tenga un atraso de casi tres años. ¿Y las autoridades del lugar? Bien y usted, le digo yo. Incluso, acaba de pasar por esa provincia una visita de inspección presidida por el primer vicepresidente del INDER y nada se publicó sobre este particular.

Pasemos a un tema muy actual: el de la salud pública. Cubadebate se hizo eco el pasado 3 de octubre de un trabajo publicado en el periódico Girón de Matanzas sobre la fábrica de mascarillas que un amigo sirio viabilizó para Cuba en condiciones muy ventajosas. La historia es demasiado larga, pero trataré de resumir. En este momento, a tres meses de su puesta en marcha hay en almacenes doscientos cincuenta mil mascarillas de las cuales no se ha comercializado ni una sola. Ni siquiera en los momentos que la provincia vivía lo peor de la epidemia. Pero hay más: el empresario sirio cuenta que quienes montaron la planta no se guiaron estrictamente por las especificaciones que traía el equipo por lo que lo desprogramaron y luego, uno que él dio como repuesto, fue utilizado para montar el otro, Que incluso varias máquinas fueron extraídas de los embalajes antes de asumir las labores constructivas lo que provocó que quedaran expuestas al polvo. Tampoco se ha garantizado la adecuada climatización. Pero lo peor de todo es que los encargados de la comercialización y la dirección de la empresa dicen que eso es normal, que no pasa nada, que ellos tienen cinco años para recuperar el monto de la inversión. INCREIBLE, Nada han respondido las autoridades matanceras y en este caso creo que hasta el Ministerio que atiende la inversión extranjera debía tomar cartas en el asunto porque indudablemente el empresario sirio, por muy amigo que sea de Cuba no debe sentirse muy feliz que digamos.

Así andamos, amigos. En un país pobre y con enormes carencias nos damos el dudoso lujo de dilapidar lo que tenemos y lo que nos regalan. Así no llegaremos muy lejos y, como pueden darse cuenta, ninguno de estos problemas tiene que ver con el bloqueo norteamericano.

Un último detalle, el pasado día 8 de octubre regresamos de La Habana para Santiago de Cuba. Antes de partir de la capital cubana, el chofer del taxi dijo que tenía que llenar el permiso de circulación, un documento oficial creado por las autoridades de cada provincia para autorizar viajes estrictamente necesarios en la pandemia y que ese papel tenía que llenarlo con mucho cuidado porque le había costado dos mil quinientos pesos. Al llegar a Las Tunas tuvimos que cambiar el vehiculo por problemas técnicos y el nuevo chofer nos dijo exactamente lo mismo. Saquen ustedes sus propias conclusiones.

Acostumbrados como estamos a nuestro inveterado surrealismo, comienzan a suscitarse algunas pesadillas, no en el sueño, como fuera natural, sino luego del despertar de la economía y eso merece atención especializada si quieren evitar males mayores.